miércoles, 27 de agosto de 2014
LA MURGA DE UN SOLO HOMBRE
jueves, 22 de julio de 2010
El Zapatero de la Luna
Ni siquiera con la llegada del hombre a la Luna se acallaron las ideas fantasiosas sobre el satélite de la Tierra, y tampoco las autoridades mundiales pudieron hacerse dueñas de ella, siempre es y será un patrimonio de los románticos y soñadores.
Cuando yo era pequeño mi Abuela materna me contaba que aquellas rayas o líneas que se veían con más intensidad cuando la Luna estaba llena, no era ni más ni menos que un zapatero sentado en su banquito de madera en su tarea diaria de arreglar zapatos, con un par de clavos sostenidos en la boca mientras martillaba el taco de un viejo mocasín.
Muchas noche de verano en el jardín de nuestra casa en Nuevo Malvín me quedaba largo rato observando aquel zapatero en sus labores de reparar los zapatos de las personas, también me quedaba pensando como era que le hacían llegar los calzados hasta un lugar tan alejado.
El tiempo fue pasando y siempre me hacía un tiempito, y lo sigo haciendo, para admirar a la Luna en sus diferentes estados, tiene un magnetismo que no solo sobre el mar ejerce, también sobre nuestros corazones y almas.
A mis hijas cuando chicas le contaba la historia que me relataba mi Abuela sobre el zapatero que estaba en la Luna trabajando afanosamente sobre los zapatos de sus clientes, el tiempo fue pasando para ellas y un día llegaron los nietos.
Fiel a mi tradición de continuar con los cuentos de nuestros mayores, a mi nieta mayor le relaté la historia del zapatero de la Luna, pero los tiempos cambiaron, no sé si es que los niños ahora son más rápidos, o en sus genes ya viene un conocimiento más avanzado, pero luego de contarle con todo orgullo el cuento que iba de generación en generación, al terminar se hizo un silencio, y la niña con toda firmeza en sus palabras me preguntó; " y Abuelo, se le puede enviar un correo electrónico ? ".
Realmente es otro el mundo en que vivimos, diferente a nuestros días de niños, la sociedad de la información y la tecnología van haciendo su trabajo sin lugar a dudas. Pero a pesar del mundo globalizado y la correría diaria, es lindo tener un tiempo para observar en plena actividad al zapatero de la Luna.
martes, 1 de junio de 2010
El camino de Enzo
Debajo de aquel inmenso palo borracho donde los horneros construían su casa, la pareja de celestinos picoteaba agilmente todo aquello que era comestible y que se encontraba en el suelo, mientras un mainumby o picaflor besaba las flores blancas del lapacho. Los gorriones revoloteando de rama en rama, y no dejaba de entonar su tradicional canto el pitogüe.
Así pasaban el tiempo en aquel viejo camino ubicado dentro del tradicional Parque Carlos López, aquel camino que era la entrada principal al camposanto que allí existía y que hoy rodeado de inmensos árboles guarda historias de alegrías y tristezas, de amores y desamores, de sueños, de muchos sueños.
Ubicarse de frente al camino con el norte por delante, deja contemplar un paisaje maravilloso, de mucha paz, con la imagen del Río Paraguay al fondo, una paz ajena a la decenas de personas que realizan sus ejercicios diarios en el parque, es como introducirse en un túnel que nos puede trasladar al pasado como también al futuro.
Las distintas tonalidades de verde en las copas de los árboles, la brisa meciendo las ramas, la compañía de las aves en un compartir esa paz sin miedo a nada ni nadie, ese azul intenso de las aguas del río cuando lo ilumina el sol, son cosas inigualables, el llenar los pulmones de aire puro, el sentir la paz, el abrir la mente a sueños e ideas que afloran, lejos del ajetreo de todos los días, hacen sin lugar a dudas crecer el espiritu y estar más cerca de la creación.
Muchas mañanas nos paramos con Enzo de frente al camino y lo observamos en silencio, él con su camión de bomberos y su pelota bajo el brazo, yo con la carga de los años y los sueños intactos. Pero sabemos los dos que ese es el camino, el camino a recorrer, entre el canto de los pájaros, recibiendo la brisa en la cara, entre los rayos del sol, con un norte como objetivo y en contacto directo con la naturaleza.
Le tomo de la mano y comenzamos a recorrer, y él con su voz de niño me dice, "este es mi camino abu", y sí, claro que lo es......... el camino de Enzo !!!
viernes, 19 de marzo de 2010
Vivencias de un Hada Madrina
Vacaciones,verano del 2010, momentos de ocio con calor de 45 grados a la sombra y un rico terere bien helado , aburrida de tomar sol decidí ir a mirar mis mails, y entrando en tagged leo” personas que quieren conocerte”!!y una de ellas, el marcianito green, mire esa cara entre triste y picara y dije veremos …..Envié un primer rayo comunicativo respuesta fugaz, cortita, y así varios misiles intergalácticos que no daban al blanco preciso de una comunicación. extraterrestre……..Pasaron los días acabaron las vacaciones y de vuelta a la rutina. Prendido a su nave de Hotmail estaba esa carita, con mi varita de Hada envió señales y por fin dan al blanco…vaya sorpresa!!!!....
Resulto ser un marcianito green de un país chiquito pero bello y acogedor rodeado de mar y cielo, planicies y bosques, con sol , noches de luna y estrellas brillantes.
EL… con nostalgias de la tierra que le vio nacer, de las largas caminatas por Malvin , de las noches de candonbes y tamboriles, de las tortas fritas cuando va a llover, de las largas platicas después de una velada en familia terminando en cantos, de los amigos del cole, y de las locuras de la juventud.
Y así fue recorriendo y haciendo historias, cantando, escribiendo , soñando por un mundo mas limpio mas verde , como su corazón, mas justo, con nuevas tecnologías que harían mas fácil todo ..Algunos lo escuchaban ,otros lo trataban de loco, de ideas progresista pero el nunca desistió y se refugio en su karameguá y de allí envía señales a todo el universo ,y el universo sabio y protector lo escuchara..
Vivencias de un Hada madrina
Marzo 2010
Escrito por Hada Madrina
martes, 2 de marzo de 2010
En la última noche de febrero
Desde el primer momento se le vio su mirada buena, y los ángeles lo acompañaron hasta su nuevo lugar, mientras en las calles del barrio sonaban las melodías de otro carnaval.
De chico, ya con responsabilidad, cuidando de sus tres hermanos menores, y aquellos cuatro fueron como formando un grupo dentro de los 12 que eran. Raúl, Oscar y su princesita Blanca, a la cual dedicó un amor especial.
Y como la vida siempre te muestra sorpresas, en otra noche de carnaval ya unos años más adelante, conocería a otra mujer llamada Blanca, la cual sería la compañera de toda la vida.
Y con ella compartieron aquel nidito de amor en la calle Minas, donde se forjaron una vida y comenzaron a criar una familia y darles una educación a sus hijos. Pero no precisaba hablar mucho, para que, con solo observar sus actos te iba marcando el camino.
No podía negar que había nacido en febrero, el carnaval estaba en su sangre y lo vivía a flor de piel, al igual que aquellos tangos y milongas bailados con su compañera de vida, con cortes y quebradas y mostrando el amor en cada paso.
Los años fueron pasando, y la vida lo transformó en abuelo, el abuelo bueno, el que todo da, el que todo acepta, y siempre dispuesto a un juego más, sin importar el lugar, ni el cansancio.
Un viernes a la tarde, a las 3 en punto, suspiró, me acerqué y comprobé que había ido a unirse con su compañera, para seguir bailando algún tango compadrito, o tomar un mate amargo, o tan solo mirar a los hijos y a los nietos desde algún rincón en el espacio.
Pero no se fue del todo, pues cada ritmo murguero lo trae, y cuando se queja un bandoneón se le ve con el amor de su vida gastando nubes. Que se va a ir!!! Si yo lo siento cada instante dentro mío, y parece que renace............... en la última noche de febrero !!!.
Y era en un día feriado
Se encaminó hacia el boliche del barrio guiado por una fuerza extraña, entró y se sentó en una de sus viejas mesas de madera. El mozo al verlo encendió el televisor, se acercò y le preguntó que se iba a servir. Él no era de tomar bebidas alcohólicas, pero ese día era diferente, y entonces pidió lo tradicionalmente montevideano, una grappa con limón.
De repente sintió como que una brisa atravesaba el local, miró hacia su derecha y tan solo vio la puerta de entrada y mucha gente pasando por la vereda, y cuando se volvió hacia su izquierda se sorprendió, pues ahí estaba sentado y con su acostumbrada y amplia sonrisa, su amigo, su hermano de la vida.
- Pero que hacer aquí, Gonza?
- Te vine a acompañar, escuche tanto ruido y vi tanto movimiento que resolví acercarme.
La alegría se le escapaba por los poros, estando después de mucho tiempo junto a su amigo, entonces llamó al mozo para solicitarle otra copa para su acompañante. El mozo lo miró extrañado, pues miró la mesa y tan solo había un parroquiano, pero el cliente siempre tiene la razón, y entonces accedió al pedido.
Por la televisión todos los canales transmitía lo mismo, y mostraban la alegría de la gente por las calles.
Gonzalo le preguntó si era carnaval, a lo cual su amigo le respondió que no, que era otra fiesta más importante, pero también una fiesta de todos.
El mozo apoyado en el mostrador lo miraba atentamente como conversaba con la nada, y él seguía feliz con el encuentro inesperado.
De repente desde el televisor se escuchó una melodía, y le dijo a su amigo que se pusiera de pie, no ves que es el himno?. A lo cual Gonzalo preguntó si jugaba la selección. No!! le contestó, y ya parado firme cantaba el himno con suma emoción, mientras el mozo lo miraba pasmado pues veía como movía su mano izquierda como ahuyentando mosquitos, no sabía que estaba tratando de que su amigo cantara también.
Y de pie los dos vieron el juramento, y después la marcha en un vehículo eléctrico por las calles del centro de la ciudad.
- Ves eso es tecnología limpia, sin emisión de carbono!!! le dijo a su amigo Gonzalo, se vienen nuevos tiempos hermano!!!. El mozo seguía sin entender mucho lo que pasaba, y otros parroquianos que se habían instalado lo miraban con cara de sorpresa, pues, hablaba solo.
El que aparecía en la televisión se puso la banda sobre su pecho, y el pueblo exclamó de algarabía, y ahí fue cuando llamó al mozo nuevamente y pidió 2 grappas con limón más.
Gonzalo le decía que eso era como un sueño, pues cuando botijas tantas veces lo habían imaginado, y entonces él le dijo con voz fuerte, brinda conmigo Gonzalo!!!.
Y de repente el mozo se acerco a él para brindar también y otros que estaban presentes también.
Y con su cara feliz y cayéndose alguna lágrima por su mejilla se le escuchó decir:
- Ahora sí hermano, habrá patria para todos !!!!
viernes, 11 de diciembre de 2009
El Locutor y su Vehículo
Muchos no lo conocían por su nombre, lo llamaban Mustang, y él felíz aceleraba su auto imaginario y realizaba sus paseos diarios.
El Chuqui era otro personaje del barrio, con unos lentes gruesos como fondo de botella, y su sueño máximo era ser locutor. Todos los días caminaba por las calles del barrio y con su voz finita iba relatando acontecimientos y repitiendo los populares comerciales de la radio.
Un día se encontraron. Se miraron. Y de repente uno de ellos le sugirió al otro una idea que tenía.
Se sentaron en el cordón de la vereda, hablaron por un largo rato. Los vecinos los miraban sorprendidos, que podía resultar de esa unión era lo que se preguntaban.
Era febrero, mes del carnaval. Luego de un rato se pararon los dos, se acomodaron sus ropas y juntos comenzaron a andar por las calles del barrio ante la mirada atónita de todos.
El Mustang encendió su coche imaginario, aceleró varias veces para calentar el motor, puso primera y arrancó. Detrás el Chuqui con una rama haciendo de imaginario microfono y con su voz finita iba anunciando la programación del tablado del Unión Atlética para esa noche de carnaval.
Los vecinos salían a sus jardines para verlos pasar, y ellos felices como nunca!!! habían juntado sus sueños y lo estaban compartiendo con la vecindad. Los vecinos los aplaudían y el Chuqui más fuerte anunciaba la programación....... "esta noche a partir de las 20 horas Murga Asaltantes con Patente, Parodistas Los Chocolates y mucho más, no se lo pierda".
Fue increíble, quienes tuvimos la oportunidad de verlo no lo olvidamos más. Nunca fueron tan felices el Mustang y el Chuqui. Andarán por alguna calle del cielo anunciando el canto de los ángeles.